Para empezar quiero dedicar este blog completamente a mi Dios. Humildemente, con la absoluta conciencia de mi pequeñez, lo pongo a su servicio. El me ha dado pasión por la lectura, razón por la cual, ya logré tener mi propiaextramini biblioteca cristiana.
Para las personas que amamos los libros, cada uno de ellos es un tesoro. Las personas que me conocen, saben que por lo general no puedo entrar a una librería (menos si es cristiana), sin salir con por lo menos un folleto. Me cuesta controlarme. La comparación no es muy buena, pero digan que es como un alcohólico entrando a un bar....
Cuando una es madre de familia, sobra en que gastar el dinero. Y hay prioridades. Es por esta razón, que a mediados del año pasado decidí no visitar librerías cristiana para así evitar comprar más. Me dije que cualquier cosa, si me interesaba alguno en especial, podía leerlo prestado. No sabía que Dios tenía otros planes...
En un grupo de madres de oración, me aconsejaron leer un libro de Elizabeth George: Ama a Dios con toda tu mente (del cual hablaré más adelante). El libro me encantó. Tanto es así que decidí comprarlo.
La desición me costó, tanto por el tema de no "gastar" como porque el libro estaba agotado en donde preguntaba. AL final lo logré conseguir. Hecha toda una felicidad, lo coloqué en mi biblioteca. Sin embargo, no pasó una semana, cuando mi suegra -quien se había quedado cuidando a mis hijos- estuvo inspeccionando mis libros y se animó a pedirme prestado precisamente aquél!!!!! En una lucha interior que en mi mente debió durar horas, en donde se escuchaban palabras: "Ya sabes que no lo va a devolver", "Por qué precisamente ese?" "Le voy a inventar algo", etc. Al final decidí hacer lo correcto y le dije que con mucho gusto, que era un libro muy bueno que había que leer y tener y que me había costado mucho conseguirlo. Ella me sonrió y vi irse muy contenta para su casa con MI LIBRO.
A todo esto pasé semanas diciéndole a mi esposo que qué lástima con mi libro, que me había costado mucho conseguirlo, etc, etc , etc.
Lo anterior coincidió con la noticia de que la querida amiga, que me había prestado el libro para leer regresaba a su país a continuar sirviendo a DIos. Como ella es norteamericana, me había comentado que iba a donar a alguna biblioteca los libros en español, ya que además de que debía aligerar lo más posible su carga, ya ella tenía su propia versión en inglés. Le propuse comprarle su libro. De esta forma podría recuperar un poco el efectivo que nunca está de más en este tipo de mudanzas.
El tiempo transcurrió. Llegó el día de mi cumpleaños. Las amigas me invitaron a desayunar. Cuando todo finalizó, SUsan, que es el nombre de mi amiga, me llevó al parque y de forma misteriosa me entregó una bolsa. Sorpresa!!!!! Un montón de libros en español!. Debido a la emoción del caso, no los revisé sino hasta que llegué a mi casa. Para mi sorpresa ahí estaba "Ama a DIos con toda tu mente", no una, sino dos veces. Los libros estaban casi nuevos. Se me salieron las lágrimas... Sentí que aquello era un regalo de Dios, especial para mi cumpleaños. Mis seres queridos saben que un libro es de los mejores regalos que me pueden dar. Ahora imagínense doce!!!! También sentí que El Señor me decía que si yo no compraba los libros el me los daba, porque estaba interesado en que sirviera como administradora y los compartiera con los demás.
Creo firmemente en el poder de la lectura, y como puede servir de estímulo hacia la búsqueda de Dios. . Un buen libro cristiano es como un misionero, maestro o consejero, haciendo una obra efectiva y anónima en las manos del Espíritu Santo. He visto como ellos pueden ser agua en el desierto y ayudar a cambiar vidas.
Muchos hermanos no leen libros cristianos debido a muchas razones. Puede ser que no tengan fuertes hábitos de lectura (la gente promedio puede llegar hasta el punto que ni siquiera leen dos libros al año). Otra de las razones son los altos costos de los libros. Aunque la mayoría de editoriales cristianas no tienen ánimo de lucro, los costos de importación (casi todos los libros cristianos se traen de Estados Unidos, México o España) hacen que los costos de éstos se incrementen considerablemente, por lo que adquirir esta clase de literatura es casi imposible para el bolsillo de la mayoría de los creyentes.
.Esta semana me reuní con dos queridas amigas a quienes les platiqué de esto y de mi interés de servir a DIos en alguna forma. Me aconsejaron entonces crear un blog y compartir de esta forma lo que he leído con otras personas. Ellas también lideran un grupo de madres que se reúnen los viernes a lo largo del año para comentar un capítulo de un libro cristiano, y así lo hacen hasta terminarlo. Han leído entre otros El campo de batalla de la mente y Una vida con propósito. Se decidió pues, cederme un espacio para hablar de ellos. Yo a mi vez, lo que he hecho es invitar a amigas a las cuáles he prestado libros para que hablen de ellos y de cómo Dios les ha hablado por su medio. Me parece que esta es una forma de ayudar a los demás a dar sus primeros pasos de apostolado. Todos estamos llamados a servir, y siempre es mucho más rico escuchar diferentes exposiciones de diferentes personas que sólo de una.
Mi meta pues, es brindar un resumen de aspectos relevantes de los libros que he leído, confiando en que Dios hará el resto. Gracias doy a mi Dios por poner en mi corazón este proyecto y por la ayuda brindada de tantas amigas, quienes gustosas me han dado sus resúmenes. Hago mías las palabras de San Pablo a los Corintios 2, 1-5:
"Yo, hermanos,cuando vine a vosotros a enunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo: mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios."
Amén.